La comunidad de La Hierbabuena, en Balleza, se tiñe de luto tras el cruel asesinato de Gloria Cañez Chávez, de 63 años, y su hija Sally Avella Cañez, de 23 años. Gloria, una incansable activista de los derechos humanos indígenas, dedicó más de tres décadas de su vida a luchar por la regularización de tierras ejidales para el bienestar de todos.
Lamentablemente, este no es el primer golpe que su familia ha sufrido en su búsqueda por la justicia. En 2013, su esposo fue arrebatado de manera similar en Casita mientras se dirigía a Parral. Luego, 8 años después, el pasado domingo se encontraron ejecutadas a Gloria Cañez Chávez y Sali Avella Cañez de 63 y 23 años, respectivamente, quienes fueron asesinadas de más de 50 balazos calibre.223, 7.62×39 y 40 milímetros.
El reciente suceso revela la complejidad de la situación en La Hierbabuena. A pesar de una resolución otorgada el año pasado para la explotación forestal, los ejidos de San Carlos y Guajolotes aún disputan estas tierras, que permanecen en su estado natural.
Este crimen ha conmocionado a la comunidad, recordando a Gloria como una mujer decidida y reservada, con un firme propósito en la vida: asegurar que los habitantes de La Hierbabuena vivan con dignidad y prosperidad en sus tierras ancestrales.
La violencia generada por intereses ajenos al bienestar de la comunidad es una realidad que ha marcado esta lucha. Es una dolorosa injusticia que esta valiente mujer haya perdido la vida en su búsqueda por un futuro mejor para los indígenas. Su legado de lucha y compromiso resonará en la comunidad y más allá.
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